La culpa es de Steve Jobs
Las preocupaciones y los problemas cotidianos pueden hacer que escuches el tic tac del reloj hasta las tres de la madrugada. Pero el más eficaz ladrón de sueños no proviene de la oficina, ni del piso del vecino, ni del cabreo que cogiste con tu hijo adolescente. Lo tienes delante de ti, en la pantalla de tu ordenador y, sobre todo, en la del iPad.
Este es un ladrón refinado, que actúa interfiriendo el exquisito mecanismo que regula nuestro reloj biológico.
El tercer ojo
Con la disminución de la luz diurna, la glándula pineal (situada en la parte baja del cerebro) aumenta la secreción de melatonina ( la hormona inductora del sueño).
Desde la antigüedad, a la glándula pineal se le atribuyen funciones mágicas. Descartes decía que era la morada del alma y que actuaba como un tercer ojo. Actualmente algunas religiones orientales le atribuyen un significado divino (quizás sea porque la glándula pineal secreta también un potente alucinógeno).
El fontanero celular
A pesar de que algunas creencias siguen considerando el tercer ojo, la glándula pineal no tiene receptores de luz (al menos en vertebrados superiores) ¿Cómo puede entonces responder a los cambios luminosos?
La glándula pineal está conectada a la retina y recibe los impulsos nerviosos que indican cuando disminuye la luminosidad del ambiente. Es la señal para que vierta su carga de melatonina a la sangre.
La melatonina no solo es un inductor del sueño, sino que puede intervenir en muchos procesos que reparan nuestros tejidos y células. Hace más de una década la ingerían las tripulaciones aéreas para adelantar las manecillas de sus relojes biológicos. Hoy en día se prescribe tanto como la vitamina C.
El reloj del abuelo
Los engranajes de nuestro reloj biológico fueron moldeados en la fragua de la evolución. Durante miles de años la selección natural favoreció a nuestros ancestros que se metían en la cueva y entraban en modo reposo cuando las sombras avanzaban. En parte porque ahorraban energía (durante el sueño baja el metabolismo) y en parte porque evitaban toparse con leones, lobos o cualquier depredador con mejor visión nocturna.
Ahora vivimos en cuevas de luz permanente y en estepas de cemento donde nunca llega la oscuridad. Nuestras noches son más luminosas que la de nuestros antepasados, y a pesar de eso, todavía sigue la glándula pineal marcando las horas con precisión. ¿Por qué nos afecta el iPad y no las bombillas de la sala de estar o a la tele?
El engaño
Según un estudio publicado por Scientific American , la glándula pineal responde a la luz cuya longitud de onda coincide con la que emiten los diodos de las pantallas LED. El abuso nocturno de ordenadores, tablets y móviles puede engañar a la glándula pineal, haciéndole creer que todavía queda mucho día por delante.
La razón por la que las tablets son más eficaces ladronas de sueños, es que las tenemos más cerca de los ojos que las pantallas de ordenadores. La cantidad de luz que recibimos con las tablets es superior a la de los móviles (cuya pantalla es menor) o con los ordenadores (que situamos a más distancia).
Otras pantallas leds, como las de la televisión, también emiten una luz que puede engañar a nuestro reloj, pero tienen una mayor variedad cromática y recibimos también menos cantidad de luz por estar más alejadas.
Hora de dejarlo
Estoy terminando este artículo a las 9 y media de la noche. Hace un rato que le bajé el brillo a la pantalla con la intención de seguir, pero ya está bien. Mi glándula pineal no sabe que lo hago por ella, para que funcione con normalidad. Lo mejor es no intentar engañarla.
Después de todo, mi otro reloj, el despertador Casio, tampoco sabe de engaños.