Por qué debería preocuparte el insomnio

La despedida

Hace unos meses llevé a mi madre a visitar una de sus cuñadas. Después de una tarde de café y biscochos, llegó el momento de la despedida. Casi en la puerta mi madre le dijo a su anfitriona, “Bueno… adiós”.
Esa despedida sonó a lo que realmente era: un adiós definitivo. No porque mi madre pensase que iba a morir pronto. Ni porque creyese que no vería más a mi tía. Era porque era consciente de que la termita del olvido corroía su memoria. Quizás en la próxima visita no sería capaz de reconocerla. En su mochila llevaba varios años de noches en blanco.

Morimos de insomnio

Gastamos la tercera parte de nuestra vida durmiendo y no sabemos por qué. Cada noche nuestros antepasados cometían la imprudencia de quedarse inconscientes en los momentos en que más activos eran nuestros depredadores. De acuerdo con la teoría de la evolución el sueño no tendría que existir… a no ser que escondiese alguna función que compensase el riesgo.
Entre las hipótesis más aceptadas para explicar el sueño esta la de la hibernación (consumimos un 15 % menos de energía cuando dormimos). Pero si este fuese el principal motivo, en nuestros tiempos de gula podríamos prescindir del lecho. Y, sin embargo, está demostrado que moscas, ratas y humanos morimos de insomnio. La doctora Maiken Nedergaard, neuróloga de la Universidad de Rochester tiene otra explicación.

La escombrera del cerebro

El tejido cerebral consume 10 veces más energía que el de cualquier otro órgano. Tan frenética actividad genera muchos desechos, que acaban en el líquido cefalorraquídeo. Si no existiese alguna forma de eliminarlos, terminaría formándose una escombrera dentro de las paredes del cráneo. El equipo de Nedergaard descubrió algo sorprendente en el cerebro de ratones.

Lavar el cerebro: el nuevo significado

“El sueño induce al cerebro a entrar en un estado donde se limpian los desechos producidos durante el día”, comentó Nedergaard. Su equipo estudió como circulaba la proteína ß-amiloide en el líquido cefalorraquídeo de ratones (la proteína ß-amiloide es un desecho que se suele acumular en cerebros de pacientes con Alzheimer). Nedergaard encontró que durante el sueño se acelera un sistema circulatorio autónomo que impulsa el liquido cefalorraquídeo y permite “lavar” el cerebro.

Condena de vigilia

Actualmente mi madre casi no me reconoce y cada vez quedan menos recuerdos en el páramo de su memoria. Para ella y para los millones de personas diagnosticadas, el Alzheimer es una sentencia de mármol. Le llega tarde cualquier descubrimiento. Y ahora soy yo el que lleva años intentando conciliar las noches.
Demasiado importante para dejarse dormir
Al principio, para poder sumergirme en el sueño recurrí a la farmacopea de Mercadona. Luego pasé a la química, aunque con la timidez de quien vislumbra centellas en el horizonte de los efectos secundarios. Pero, leído lo leído y visto lo visto, estoy dispuesto a quitarle el freno a la receta de benzodiacepinas.
Prefiero un olvido de Bayer a una memoria de tilas.

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